24.4.08

¿CUÁNDO NACIMOS ÉSTOS, NOSOTROS, LOS NACIDOS DESPUÉS DEL 70?

Algunos de los escritores asistentes al brindis
por el libro, el idioma y el escritor en la Biblioteca
Nacional de Panamá, el 23 de abril de 2008.



Por Carlos Oriel Wynter Melo

¿Cuándo nacimos? Como fuerza cultural, quiero decir. ¿Cuándo nacimos éstos, nosotros, que no nos quedamos en casa sino que leemos y escuchamos y vemos la cultura viva? ¿Cuándo nacimos éstos nacidos a partir del setenta? Quizás cuando Songo –llamarlo Edilberto González Trejos sería una referencia que nadie entendería– fundó SONGOLETRAS sumando a escritores de varias latitudes. O cuando María Gilma Arrocha —Sofía Santim— materializó el proyecto JUEVES DE ALGO con la ayuda de Stashell Charpentier. O cuando Salvador Medina y yo moderábamos las presentaciones de videos de escritores famosos, en EXEDRA Books.

Lo cierto es que allá por 1998, conocí a Salvador Medina Barahona en el Taller de Enrique Jaramillo Levi. Recuerdo que poco después el poeta me presentó a A. Fernández y a quien fuera su esposa, Fabiola de Fernández, quienes importaron los Cafés Literarios que realizaba el grupo TUNASTRAL en Toluca, México. ¿Se acuerdan? Eso debe haber sido en el 2001. No temo equivocarme porque aún no hay datos documentados y oficiales de lo que digo: estamos escribiendo la Historia.

Alrededor de LETRAS DE FUEGO, nos reunimos varios escritores relativamente jóvenes quienes continuamos el trabajo de los Fernández. Además de Salvador y mi persona, estaban (aún permanecen): Eduardo Lince (estoy consciente de que él nació antes del 70 pero había que mencionarlo) y Jairo Llauradó.

Al excelente conversador SONGO lo conocí por varias actividades que impulsaba el Círculo de Lectura Guillermo Andreve (CLEGA) que fundó y dirige el profesor Ricardo Ríos Torres junto con el excelso escritor Ariel Barría. También por esos agradables jardines conocí a Annabel Miguelena y a Gloria Melania Rodríguez. ¿Recuerdan cuando fuimos al Centro de Cumplimiento, Gloria, Songo? Y a través de Enrique Jaramillo Levi, conocí a quien es hoy el Presidente de la Asociación de Escritores de Panamá y mi amigo, José Luis Rodríguez Pittí, con quien ya había compartido premiaciones y eventos. También por Enrique conocí a Melanie Taylor, a Erika Harris, a Marisín Reina y a otros muchos.

Sobre Lili Mendoza, ¿qué digo? ¿Cómo conocí a quien fue fundadora del programa LA HOJA, el mismo que estuvo en el aire a través de transmisiones FM y que sigue flotando en el ciberespacio? ¿Qué decir de ella? A Lili (a quien las mitologías más antiguas relacionan con Lilith y que es objeto de una investigación para constatar si tiene todos los atributos de la deidad) tuve el gusto de impartirle uno de los talleres en los que acostumbro aprender tanto como enseño. Eso fue por el 2004. Me mostró unos textos “guapachosos” cuya publicación aún aguardo, y casi sin dilación se activó en la gestión y promoción culturales. Sospecho que es hiperactiva y que habita la línea en la que coinciden locura y genialidad.

Pero, ¿cómo nacieron los talleres? Porque esos espacios de formación, desde el taller que cargué en mis hombros como los diplomados y las iniciativas de otros escritores, han sido aglutinadores importantes de esta red. Vale la pena narrar una anécdota. Celebrábamos alguna de las reuniones de JUEVES DE ALGO y estábamos Pablo Lo Gudice (quien fuera dueño del legendario Café de Asís y que ahora radica en Costa Rica), María Gilma Arrocha, Salvador Medina Bernal, Graciela Nuñez, Leticia Zuno, mi persona y pudiera ser que otros a quienes, la verdad, ahora no recuerdo. Corría, tal vez, el año 2003. A estas alturas sobra decir que soy terrible para las cronologías y los detalles. De repente, Pablo dijo que tenía la galería de arte desocupada y que si alguno quería iniciar un taller, se la prestaba con gusto. Yo le había dado vueltas a la idea de la formación porque siempre opiné que los escritores estábamos muy enfocados en promover y publicitar la propia obra, y poco en pulir nuestra literatura. Salvador me dio un codazo y susurró solo para mis oídos: eso es lo que quieres. Y, en efecto, le tomé la palabra a Pablo y me apropié de su galería hasta que su Café cerró por razones ajenas al desempeño del negocio. En ese esfuerzo también participó Stashell Charpentier a quien le deben zumbar los oídos en el otro lado del mundo, China, adonde emigró por razones de trabajo. Del Café de Asís pasamos a las bancas de Plaza Bolívar, a la Cafetería de El Candelero y a EXEDRA BOOKS por cortesía de doña Sheila Terán. Fuimos los nómadas de la literatura por un año o más. Después nacieron esfuerzos como los de EL HACEDOR y del TALLER HUELLAS que ampliaron la formación y difusión literaria.
Otra inflexión importante en nuestro devenir literario, fue la creación de los blogs. Debo confesar que inicié el mío por los que vi durante un encuentro internacional al que asistí a finales del 2003. Pero lo importante no han sido los blogs en sí; ni FUGADOS y LOSDENMEDIO; ni PIEL DE TIGRE y MINITEXTOS de José Luis; ni INTERNATURAL del Songs; ni LAHOJA de Lili; ni LA MIRADA DE NUCHU de Carlos Fong; ni CUENTOS AL GARETE de Melanie; ni los de Jairo ni la página web de Salvador; ni los otros; lo importante fue que se relacionaron entre sí como una red.

Y habría que culminar esta breve —brevísima reseña— con lo que ha hecho José Luis Rodríguez Pittí al frente de la Asociación de Escritores; ha logrado promover con buen tino, ante los medios de comunicación nacionales y extranjeros, y el público en general, la labor de todos —y repito: TODOS— los escritores. Bien, José Luis; tu trabajo ha sido paciente y bienintencionado. Merece un registro en nuestra Historia.

Esta generación, nosotros, pues, no somos sólo escritores: tenemos conocimientos técnicos además de los literarios, y aunque nos gusta salir después de que el sol se oculta, a veces vestimos de saco y corbata. Utilizamos correos electrónicos y blogs mientras Gunter Grass escribe de pie en su aparato mecánico. Por eso jamás nos pareceremos a los alemanes y quizás no nos ganaremos un Nobel tan notorio como el de Gunter. Y es que hay un premio que nos importa más: una condecoración al espíritu que no será ovacionada en este tiempo, sino por nuestros hijos o los hijos de nuestros hijos.

Pero sí somos respetuosos de nuestro pasado; hemos leído más, acuciosos y honestos, a otras generaciones que estas otras la nuestra. Y hemos apoyado más a otras generaciones que estas otras la nuestra, salvo notorias extravagancias cuyos autores ya mencionamos explícitamente o de modo velado.

Somos respetuosos de nuestro pasado, sí, pero nos interesa el futuro. Estamos conscientes de que nuestro lugar, así como el lugar de cualquier ser humano, no está en lo que ocurrió sino en la fe de lo que visualizamos para el porvenir.

Y a pesar de todo esto —o por justamente todo esto—, somos quienes menos nos aferramos a una posición. Podemos beber en un tugurio o cenar en un lugar lujoso, disfrutar la conversación de un "piedrero" o la de un sabio digno, reflejar en nuestras narraciones las luchas sociales o un ambiente de alta alcurnia.

La sub-39, como nos ha llamado Ariel Barría en referencia a la distinción que recibí a nombre de mis hermanos de las letras, está aquí para quedarse. No se "raja" pero tampoco se impacienta, construye para lo que pasará con las piernas bien puestas en lo que pasó. Feliz día del escritor a todos.