20.12.09

EL TEMA DE LA INVASIÓN EN LA LITERATURA PANAMEÑA

Por Carlos Fong

La bibliografía existente sobre el tema de la Invasión a Panamá por parte del ejercito norteamericano el 19 de diciembre de 1989, mal llamada operación "Causa Justa", es extensa y valiosa. Desde la literatura de creación hay poemarios, novelas, cuentos y obras de teatro. Autores como Enrique Chuez, Moravia Ochoa, Bertalicia Peralta, Mario Augusto Rodríguez, Indira Moreno, Moisés Pascual, Pedro Luis Prados, Héctor Collado, Dayra Miranda, David Robinson, José Carr, Juan Gómez, Raúl Leis, Dimas Lidio Pitty, Martín Testa Garibaldo, Ramón Oviero, Roberto Luzcando, Pedro Rivera, Víctor Manuel Rodríguez, Rey Barría, Félix Armando Quirós, Carlos Jiménez Varela, José Franco, por mencionar sólo algunos, han escrito cuentos, teatro, poemas y novelas sobre la Invasión.

Hay dos pequeñas antologías literarias, pero esenciales: La voz aún no quemada (1990) y El humo y la ceniza (1993). La primera sólo es de poesía; la segunda, contiene testimonios, ensayos, cuentos y poemas. Ambas ediciones fueron casi clandestinas, sin ISBN y sin estudio o prólogo. Aún así deberían reeditarse ahora con más textos. También sobre la Invasión existe documentación audiovisual como el trabajo de Barbara Trent y David Kasper, Panama Deceptionque mereció un Premio Óscar y el corto Visión médico forense de la invasión a Panamá producido por el Sistema Estatal de Radio y Televisión, con guión de Emma Gómez. Existen otros trabajos.

Desde la reflexión y los estudios, hay una amplia lista de trabajos que tocan el tema desde la historia, la sociología, la filosofía y el testimonio. Los trabajos más importantes son el de Olmedo Beluche, La verdad sobre la Invasión (1990); Ricaurte Soler, La invasión de Estados Unidos a Panamá (1991); José de Jesús (Chuchú) Martínez, La invasión de Panamá(1991),y el trabajo de Pedro Rivera con Fernando Martínez, El libro de la Invasión que recoge testimonios valiosos. Hay cientos de documentos, informes, artículos, ensayos sobre este tema escritos por nacionales y extranjeros. Revistas como Tareas, Lotería y la Revista de Sociología de Universidad de Panamá han dedicado números especiales al tema. Y todavía hay mucho que estudiar.

En este breve artículo sólo nos interesa hablar un poco, aunque sea superficialmente, de algunos autores que, desde la ficción o la escritura creativa, han aportado al tema con valiosos textos que deberían estar sumados y compilados en una gran antología literaria sobre la Invasión de manera que sirva para el uso de los docentes en el aula de clase: una forma de conocer la historia es a través de los cuentos, las novelas y la poesía.

Sobre la discusión de si se puede hablar de una Literatura de Postinvasión o una Generación Postinvasión, el filósofo Mario García Hudson en su libro Conversaciones sobre literatura panameña (2002) describe las siguientes caracterizaciones del discurso postinvasión:

1. Orientar el tema patriótico como acto de reafirmar la identidad amenazada.

2. Una estética poética con una alta carga de elementos políticos, lenguaje irónico y existencial de acuerdo a los referentes, y a la formación literaria de cada escritor.

3. La espiritualidad de la conciencia urbana en la construcción de un cosmos literario vislumbrando la tragedia en función a alegatos testimoniales.

Para nuestro concepto, las obras que hemos elegido como muestra logran reunir estos elementos y son indispensables para ayudar a entender la Invasión e indagar sobre cómo esta circunstancia histórica afectó la circunstancia existencial humana. Los cuentos son textos cortos y desde las acciones de sus personajes, nos obligan a tener una visión de cómo la humanidad y la dignidad fueron pisadas en nombre de una falsa liberación.

El cuento es un género que por su estructura y extensión permite tocar hechos concretos sin divagaciones y digresiones. Hay cinco libros clave: Juan Garzón se va a la guerra (1992), de Moravia Ochoa; Los ultrajados (1994), de Mario Augusto Rodríguez; Desde el otro lado del sueño (2002), de Pedro Luis Prados; Las huellas de mis pasos (1993), de Pedro Rivera; y, más reciente, Un milagro bastante raro (2008), de Víctor Manuel Rodríguez. Algunas de estas obras como la de Rivera, Prados y Rodríguez ganaron el Concurso Nacional de Literatura "Ricardo Miró" y abordan la condición humana desde los hechos de la Invasión al tiempo que presentan una visión urbana desde el barrio El Chorrillo y San Felipe; el barrio como espacio donde lo cotidiano se fricciona con los poderes. Estas obras son imprescindibles para entender nuestra identidad y el daño que sufrió con la Invasión.

Enrique Chuez escribe la primera novela sobre la Invasión: Operación Causa Justa (1991), cuyo escenario es el barrio del El Chorrillo; al igual que Pedro Rivera, Chuez hace que las acciones de sus personajes nos narren desde la cotidianidad de un barrio cómo la condición humana fue afectada. José Franco, con su novela Las luciérnagas de la muerte (1992), también nos brinda una visión de la invasión del Ejército norteamericano con una historia donde el amor es el centro de todo. Mario Augusto Rodríguez escribe la novela Negra pesadilla roja (1993) y logra que sus personajes nos cuenten la historia. Juan David Morgan también hace su aporte al tema con su novela Cicatrices inútiles (1994); con la pluma indagadora que lo caracteriza, Juan David Morgan explora los hechos que llevaron a los yanquis a invadir y se pregunta si valió la pena.

El primer poema escrito y publicado sobre la Invasión se le atribuye a Carlos Jiménez Varela, Patria fusilada. Y Moravia Ochoa escribe No perdono país, un hermoso texto que logra conmover desde sus primeros versos: "No perdono, país, al que te afrenta, / al que te enfrenta no le doy prestado / ni me regalo ni me paro al lado / porque para llegar a ti me he levantado /del horror de tu cuerpo difamado / de la fosa común donde has estado". Otro poeta que dedica sus poemas al tema es Martín Testa Garibaldo, es tal vez el poeta que más ha escrito sobre la Invasión. Su primer libro dedicado por completo a la Invasión fue Parte y novedades (1995) y luego publica Estaciones ocupadas (1998). En Parte y novedades nos dice el hablante lírico estos versos: "Madrugada de cenizas / percepción infernal... Cada estruendo / nos muda el mapa". Otros poetas que han dedicado poemas de gran valor al tema son Roberto Luzcando, Ramón Oviero (1938-2008), Gloria Young, Arístides Martínez Ortega, Arysteides Turpana, Xavier Collado, Consuelo Tomás, Bertalicia Peralta, Moisés Pascual, Indira Moreno, entre otros. En este breve artículo no hemos hablado del teatro y del ensayo; géneros que también tienen sus aportes.

Nosotros creemos que los escritores han hecho su aporte al tema de la Invasión. Han cumplido con su responsabilidad social y con su misión: contar su historia desde su perspectiva y su visión, independientemente de la ideología de cada uno. La literatura es una de las principales herramientas con las que cuenta un pueblo para conocer su historia, para recordarla y para reflexionar sobre los problemas y sus causas. La literatura es la memoria de un país. Si no ponemos en nuestros jóvenes estudiantes estos libros, estas formas de representaciones de la realidad, estamos ocultándoles su derecho a conocer la verdad y, sobre todo, a tener un juicio crítico sobre la historia.


Nota del autor: en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero Reyes (Parque Omar), en la Sala panameña, se exhibe una muestra de la literatura con tema de la Invasión. No dejes de visitarla.

23.11.09

CRÓNICA DEL XXIII ENCUENTRO DE CONTADORES DE HISTORIAS Y LEYENDAS EN BUGA

Por Germán Jaramillo Duque, Revista de las Artes Escénicas

Contadores de historias de once países de América Latina participaron en la vigésima tercera versión del Encuentro de Contadores de Historias y Leyendas en Buga, Colombia, entre el 3 y el 6 del pasado mes de noviembre.

Estuvieron presentes contadores de historias de Argentina, como José Ramón Farías, quien contó relatos de tradición oral, con la fluidez de quien se ha desempeñado como docente durante muchos años, y Gustavo Leguizamón, cuyos relatos musicalizados cuentan historias de la vida cotidiana de su provincia chaqueña argentina; de Uruguay, como Stella Marís Zaffaroni, una contadora de historias cuyo mérito radica en su gran capacidad para convertir rápidamente sus recuerdos en historias para trepar al escenario; de Brasil como Belissa do Pinho, a quien la naturaleza le enseñó a contar cuentos, porque no acude a talleres, y posee la magia para hacerse entender de los niños en su rudimentario portuñol; y Yosy Correia, Júlia Fiuza y Edmar Cândido, miembros de una compañía circense, para quienes las historias no pueden suceder sin música previa; de Ecuador, como Patricio Guzmán, Freddy Neira y Raymond Duque, tres teatreros que se arriesgaron a convertir a última hora su montaje en una historia acoplada a las exigencias del Encuentro; de Venezuela, como Morelia Muñoz, Reynaldo Chaviel, Adrián Chaviel e Yván Pineda, caribes entusiastas, para quienes cuento y música son una misma cosa; de Panamá, como Carlos Fong, un hombre con muchas historias que llegó a Buga convencido de que no tenía nada qué contar; de Costa Rica, como Ana Victoria Garro, Lilián Ocampo e Inés Morales, tres estilos que caminan desde lo agrario hacia lo urbano; de Guatemala, como el gran César Soto, el hombre que combina la magia con las historias, y cuyo verdadero mérito radica en que no hace del relato un ambiente caprichoso para hacer la magia, sino que crea la historia para después crear la magia; de México, como la teatrera Araceli Flores, quien parece haber hallado en la narración oral una pilatuna para hacerle al teatro; de Cuba, como José Luis Quintero, uno de aquellos bienaventurados que tiene permiso para salir de la isla, y quien para llenar los días vacíos de una gira que hacía por Colombia le prometió al Encuentro contar alguna historia popular de su Cuba ancestral y terminó en el escenario, leyendo un poema de Martí; y de Colombia, cuya mención, por elegancia, hemos dejado para el final, como María de los Ángeles Hidalgo Romero, quien se arriesgó a representar a su país en este encuentro adonde los cuenteros colombianos, como suelen autodenominarse ellos mismos, no desean venir, porque no les apetece una de las condiciones del Encuentro de Contadores de Historias y Leyendas de Buga cual es ponerle a la palabra un freno con el fin de que se estabilice en su valor social.

Este Encuentro, que es, como evento organizado de convocatoria a narradores orales, el más antiguo de Iberoamérica, es un espacio en donde se debate, sin pretensiones academicistas, sobre la narración oral y su papel en la recuperación de espacios significativos de identidad individual, colectiva y cultural.

Este evento es apoyado por el Ministerio de Cultura de Colombia a través de su muy original Programa Nacional de Concertación, por el Fondo Mixto para la promoción de la Cultura y las Artes del departamento del Valle del Cauca y la Alcaldía de Buga.

29.10.09

EL INDECOROSO DE LA PROPUESTA

Por Francisco Moreno Mejías

El día 16 de octubre fue la entrega de los premios Ricardo Miró de 2009 y el siguiente día 19 el señor Miguel Ángel Chinchilla Amaya, uno de los jurados extranjeros, publicó desde su país lo siguiente: “a la hora del desayuno y antes de comenzar los debates para el fallo, a través de interpósita persona recibí una propuesta indecorosa de alguien que había enviado a concurso su libro de cuentos”.

Lo que una persona decente hubiera hecho al recibir una “propuesta indecorosa” donde tuvieron la amabilidad de invitarlo, es denunciar el caso a la autoridad que lo invitó o bien, si no quiere complicarse la vida, decirle al proponente: Voy a suponer que no he oído lo que usted me ha dicho si no insiste en ofenderme. El señor Chinchilla no hizo nada de eso. Después de retirarse a su casa, no conforme con divulgar la indecorosa propuesta que calló en Panamá, añadió en el mismo comunicado: “la vox populi en Panamá sostiene que dicha costumbre ha sido inveterada en la adjudicación de dicho galardón” y “en la apertura de las plecas (sic) algunos periodistas cuestionaron la transparencia de ediciones anteriores del premio de marras, ante lo cual las actuales autoridades adujeron que en el presente se trata de una nueva administración”.

Parece dispensar a la nueva administración (del INAC, se supone), por lo que hace sospechosos de “dicha costumbre” no sólo a particulares, sino también a las administraciones anteriores.

Cuando alguien dice que se cometió un delito, pero no lo denuncia a la autoridad competente, se hace cómplice del delincuente y se expone a una demanda de la parte ofendida.

Este señor tuvo además la ingratitud de criticar (después de recibirlo) el emolumento que le dio el INAC por confiar en su pericia para ser jurado de su principal premio literario. Se atrevió a decir que “un premio dotado con tanto dinero debería aumentar por lo menos a mil dólares el reconocimiento a los calificadores”.

El señor Miguel Ángel Chinchilla Amaya ofendiendo a Panamá se ofendió a sí mismo, haciendo evidente su falta de caballerosidad y de inteligencia.

19.10.09

SOBRE PREMIOS LITERARIOS Y ALGUNAS DESHONESTIDADES

Por Miguel Ángel Chinchilla

Todavía con el paisaje urbano de Panamá en la retina y el rumor de aquella cálida ciudad caribeña, me dispongo a pergeñar esta reseña de mi última visita (la cuarta para ser exacto) al país de Ricardo Miró (¡Oh Patria tan pequeña, tendida sobre un istmo!).

Precisamente acabo de estar por allá invitado por el Instituto Nacional de Cultura (INAC), para participar como jurado en el Premio Nacional de Literatura "Ricardo Miró" 2009, en la rama de cuento. Desde mediados de julio recibí por correo 24 libros los cuales inmediatamente comencé a devorar con diente de forense, para escoger posteriormente un solo ganador en acuerdo con otros dos jurados de quienes no tenía la más mínima idea sobre su identidad.

Lo mismo sucedía con los otros géneros literarios: poesía, novela, teatro y ensayo; y tal era el hermetismo que se manejaba con los nombres de los jurados, que no fue sino hasta llegar a Panamá, cuando me enteré que uno de los calificadores de poesía era también el joven poeta salvadoreño, Jorge Galán. Debo decir aquí que el INAC acostumbra invitar a dos jurados internacionales y uno local por cada género, en esta justa de las letras panameñas con una tradición que viene desde 1942.

Otras sorpresas que también me llevé fue encontrar en el aeropuerto Tocumen al laureado escritor guatemalteco Mario Roberto Morales, quien llegaba como jurado de novela, y enterarme además minutos más tarde que otro de los jurados en teatro era el broder Norman Douglas, en su calidad de ciudadano panameño (31 años de residir en aquel país canalero), aunque Norman sigue siendo más salvatrucho que las pupusas tanto que últimamente ha sido propuesto para fungir como cónsul de El Salvador en Panamá.

De las cosas que uno más disfruta en estos encuentros de calificadores, menciono la camaradería y sentido lúdico que se genera en el grupo, es decir reírse mucho, compartir chistes y anécdotas de todos colores y sabores, no tomarse muy en serio la cosa literaria y gozarla al máximo dentro del concepto de "precious & few", porque como bien decía Oscar Wilde "la vida es demasiado importante para tomársela en serio". En esta ocasión, de los personajes que más disfruté por su llaneza y forma de ser, fueron: el peruano Winston Orrillo, jurado de poesía, el mexicano Oscar de la Borbolla, jurado de ensayo, y Mario Roberto Morales de quien ya dije llegó como jurado en el género novela.

De tal suerte, el lunes 12 de octubre en horas del mediodía los cinco equipos calificadores ya teníamos los fallos respectivos, cuyos resultados fueron conocidos más tarde de ese mismo día en conferencia de prensa, cuando un notario abrió las plicas de los concursantes triunfadores.

En los días posteriores de esa misma semana conocida como "Semana Miró", los miembros del jurado en los cinco géneros participamos además en recitales y conferencias que se realizaron en la Universidad de Panamá, la Biblioteca Nacional y la Academia Panameña de la Lengua, respectivamente.

Este premio Miró es muy codiciado por los escritores panameños, no tanto por el prestigio que sin duda es innegable, sino sobre todo por la dotación (15 mil dólares), monto que ni siquiera ofrecen premios internacionales como "Casa de las Américas" o el famoso "Juan Rulfo", para mencionar dos de los principales. Al respecto, en la apertura de las plecas algunos periodistas cuestionaron la transparencia de ediciones anteriores del premio de marras, ante lo cual las actuales autoridades adujeron que en el presente se trata de una nueva administración.

A mí en lo personal no me cabe la menor duda de que por quince mil dólares un escritor o escritora pueda ser presa de la deshonestidad, y esto lo digo y lo sostengo con toda la propiedad del mundo, ya que la primera mañana de estadía en Panamá, a la hora del desayuno y antes de comenzar los debates para el fallo, a través de interpósita persona recibí una propuesta indecorosa de alguien que había enviado a concurso su libro de cuentos, algo que me pareció ofensivo y grotesco, lo cual quiero dejar aquí consignado ya que la vox populi en Panamá sostiene que dicha costumbre ha sido inveterada en la adjudicación de dicho galardón, y como repito con toda propiedad lo creo y lo confirmo sobre todo al leer algunas obras premiadas en años anteriores, libros que a mi juicio dejan mucho que desear.

Por supuesto que hoy día, luego de que el presidente Obama ha recibido el premio Nobel de la Paz, a nadie sorprende ni asusta que otros galardones de cualesquiera materias en el mundo, sean conferidos sin mayor merecimiento y con la más escandalosa impunidad.

Por un galardón de 15 mil dólares más medalla de oro y la publicación de la obra, un jurado calificador debe buscar la excelencia y por ello me pareció acertado que este año el jurado de teatro declarara desierto el respectivo premio, aduciendo precisamente falta de calidad en las dieciséis obras presentadas, y proponiendo que el monto del premio sea destinado a realizar talleres de dramaturgia que abonen en la formación de este género que parece fácil pero no lo es, porque no se trata simplemente de crear personajes truculentos con sus diálogos y didascalos, sino de convertir la imaginación escénica en propuestas verosímiles bien estructuradas. Al respecto fui testigo presencial de cómo la Directora General del INAC, María Eugenia Herrera de Victoria, se comprometió con Norman Douglas para cumplir con dicha recomendación de los jurados.

Por otro lado comentábamos los jurados del presente año, que un premio dotado con tanto dinero debería aumentar por lo menos a mil dólares el reconocimiento a los calificadores, ya que como decía líneas arriba, calificar tantos libros para un premio de esta categoría implica una verdadera responsabilidad con el oficio, ya que no se trata de un galardón para aficionados sino para profesionales de larga trayectoria. Sería conveniente que las autoridades del INAC redimensionaran y reevaluaran las políticas y bases del concurso, por supuesto para único beneficio de las letras panameñas.

Concluyo esta reseña publicando la lista de los triunfadores y los jurados del Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 2009, todo un acontecimiento en la vida cultural de Panamá.

POESÍA: triunfó el poeta Salvador Medina Barahona, con su poemario "Pasaba yo por los días"; los jurados en este género fueron el peruano Winston Orrillo, el salvadoreño Jorge Galán y el panameño Arístides Turpana.

NOVELA: triunfó la escritora Consuelo Tomás, con su libro "Lágrima de dragón"; los jurados fueron la venezolana Michaelle Ascencio, el guatemalteco Mario Roberto Morales y la panameña Anaís Ileana Morán.

TEATRO: fue declarado desierto; los jurados fueron el costarricense Juan Carlos Calderón, el cubano Omar Valiño Cedre y el salvadoreño-panameño Norman Douglas.

ENSAYO: triunfó el escritor Porfirio Salazar, con su trabajo "La piel en la llama: identidad y literatura en perspectiva histórica"; los jurados fueron el costarricense Carlos Francisco Monge, el mejicano Oscar de la Borbolla y el panameño Miguel Ángel Candanedo.

CUENTO: triunfó el poeta Dimas Lidio Pitty, con su libro "La puerta falsa"; los jurados fueron el salvadoreño Miguel Ángel Chinchilla, el español Luis del Val Velilla y la panameña Livia Ester R. de González.

Agradezco especialmente a la licenciada Aleida De Gracia y su equipo de colaboradores, las atenciones que nos dispensaron durante nuestra breve estadía en aquella moderna ciudad de grandes rascacielos deshabitados, tema sobre el cual podríamos hablar en otro artículo ¡Abur!

17.9.09

DE LOS ESCRITORES DE PUERTO RICO AL GOBERNADOR Y AL PAIS

El Departamento de Educación de Puerto Rico emitió un memorando en el que advierte que, por contener lenguaje “extremadamente burdo y soez”, queda “terminantemente prohibido” el uso de los textos “Antología personal”, de González; “El entierro de Cortijo”, de Edgardo Rodríguez Juliá; “Mejor te lo cuento: Antología Personal”, de Juan Antonio Ramos; la colección de cuentos “Reunión de espejos”, editada por José Luis Vega, y “Aura”, de Fuentes. Los libros son del currículo del undécimo grado. Las protestas no se han hecho esperar de parte de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro), el Pen de Puerto Rico, la Asociación de Maestros, el Frente Amplio en Defensa de la Cultura y un grupo de escritores, que incluye a Ramos y Rodríguez Juliá, que emitieron el siguiente comunicado:


Nosotros, escritores puertorriqueños, rechazamos la política de censura del Departamento de Educación de Puerto Rico que, bajo ridículas acusaciones impropias de una sociedad democrática, elimina del currículo de las escuelas públicas prestigiosas obras de autores del país y del extranjero perfectamente adecuadas para la enseñanza a nivel superior.

Una decisión de esa naturaleza, que condena por alegado «lenguaje burdo y soez» obras tan meritorias como «El entierro de Cortijo», de Edgardo Rodríguez Juliá; «Aura», de Carlos Fuentes; la antología «Reunión de Espejos», donde están representados importantes narradores del patio, así como «Mejor te lo cuento» de Juan Antonio Ramos y “Antología personal” de José Luis González, es una afrenta a la cultura y una movida propia de sociedades represivas, con gobiernos dictatoriales e ignorantes.

Motivada por un puritanismo trasnochado, que demoniza las referencias “sexuales” y los vocablos del habla cotidiana usados con fines estrictamente literarios, la determinación del DE margina y penaliza a voces críticas y comprometidas que abogan por la justicia y la libertad.

Exigimos al gobernador Luis Fortuño que le explique al pueblo si la política educativa del País va a seguir respondiendo a criterios oscurantistas que, en épocas no tan lejanas, justificaban la persecución del pensamiento disidente. La excusa de que no son libros apropiados para grados superiores pero sí para universidad no se sostiene. Los jóvenes necesitan estar expuestos al estímulo intelectual y la riqueza imaginativa que les provee la buena literatura.

Que los escritores tengan que salir en defensa de su propio trabajo es una vergüenza para cualquier país que se respete. La quema de libros simbólica avalada por el gobierno pretende convertir en cenizas no sólo las obras prohibidas sino también la cultura puertorriqueña que ha difundido, con tanto brío, nuestra literatura.

Firmamos:
Luis Rafael Sánchez
Ana Lydia Vega
Edgardo Rodríguez Juliá
Mayra Montero
Magali García Ramis
Juan Antonio Ramos
Mairym Cruz-Bernal
Mercedes López Baralt
Elsa Tió
Ana María Fuster
Ivonne Belén
Roberto Ramos Perea
María Ostolaza
José Manuel Solá
Rafael Franco Steeves
Lilliana Ramos Collado
Vanessa Droz
Lourdes Vázquez
Marcos Reyes Dávila
Tina Casanova
Efraín Barradas
Sofía Irene Cardona
José Delgado Costa
Yiara Sofía Blanco
Johanny Vázquez Paz
Alberto Martínez-Márquez
Beatriz Santiago Ibarra
Vanessa Vilches Norat
Mari Mari Narváez
Zuleika Pagán López
Jorge Ariel Valentine
Abdiel Echevarría
José E. Santos
Eric Landrón
Moisés Agosto Rosario
Adal Maldonado
Pedro López Adorno
Xavier Valcárcel de Jesús
Juan López Bauzá
Marcelino Canino
María Ostolaza
Rey Andújar
Marithelma Costa
Sergio A. Rodriguez Sosa
Josué Santiago de la Cruz
Pedro Cabiya
Mario R. Cancel
Edgardo López Ferrer
Leticia Ruiz Rosado
Marta Aponte Alsina
Marioantonio Rosa
Eugenio Garcia Cuevas
David Ortiz Anglero
Alex Samuel Velez
Magaly Quiñones
Maria Juliana Villafañe
Robert Villanúa
Yolanda Arroyo
Hugo Rios-Cordero
Manuel Carrion
Mayra Santos-Febres
Carlos Roberto Gomez Beras
Yván Silén
Yvonne Denis
Etnairis Rivera
Emilio del Carril
Daniel Torres
Danny Rivera
Edgardo Nieves Mieles
Herminia M. Alemany Valdez
Mirna Estrella Pérez
Maribel Sánchez-Pagán
Mayda Colon
Hiram Sánchez Martínez
Ileana Cidoncha
Silverio Pérez
Arturo Echavarría
Néstor Barreto
Luz Nereida Pérez
Aurea María Sotomayor
Jonathan J. Berríos
Carmen Zeta
Carlos Vázquez Cruz
Nelly Jo Carmona
Iris Miranda
Juan Flores
Caridad Sorondo
Angel L. Matos González
Ángel Darío Carrero
Maria D Laracuente
Dra. Ana C. Rodriguez Colon
Kino García
Osvaldo Torre Santiago
Mría Teresa Guzmán de Celis
Juanmanuel Gonzalez Rios
Alfredo Villanueva Collado
Daniel Martes Pedraza
Nydia E. Chéverez Rodríguez
Américo Boschetti
Angel Antonio Ruiz-Laboy

11.8.09

CRÓNICA DE UNA EXTORSIÓN: CASO DE F&G EDITORES

Por Carolina Escobar Sarti

Septiembre del 2004: F&G Editores le publica a Mardo Escobar el libro de cuentos El despertar del sueño. A partir de ello se establece entre el autor y la casa editorial, una relación fluida y cordial.

Segundo semestre del 2006: Mardo Escobar llega a F&G Editores a enseñarle al editor, Raúl Figueroa, una serie de fotos que había tomado con una cámara digital y de la cual le harían una exposición en la Corte Suprema de Justicia, ya que él trabajaba —y aún trabaja— en esa instancia, como empleado del Tribunal Cuarto de Sentencia Penal. En ese momento, Mardo autoriza a la editorial a usar una de las fotografías para la portada de Cualquier forma de morir, del salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa. A cambio de ello se le darían ejemplares del libro y el reconocimiento a su autoría en la página legal del libro.

Noviembre del 2006: sale a luz pública el libro Cualquier forma de morir.

Diciembre del 2006 y enero del 2007: se le entregan a Mardo Escobar algunos ejemplares del libro Cualquier forma de morir, y no manifestó ningún desacuerdo con el uso de la fotografía en la portada del libro. De manera informal, posteriormente, se le entrega un par más cuando él llega a solicitarlos, sin que medie comprobante por ello.

Agosto del 2007: Mardo Escobar pone una denuncia en el Ministerio Público en contra del editor Raúl Figueroa, por violación de derechos de autor, con el argumento de que se había enterado del uso de la fotografía en la portada de Cualquier forma de morir, al comprar el libro en una librería. El acusador se olvida de que, en enero, le había firmado a F&G Editores una nota de recibo de envío por los ejemplares del libro.

Primer trimestre del 2008: en la audiencia de conciliación en el Ministerio Público, Mardo Escobar reconoce haber autorizado el uso de la fotografía verbalmente, pero como no había ningún contrato escrito, pidió en “compensación” Q72 mil.

Julio del 2009: El Ministerio Público, junto con la parte acusadora, solicitan suspender la audiencia por no estar disponible allí una prueba que ellos, aparentemente, habían enviado con anterioridad. Se recibe el testimonio del acusado, en este caso el editor, así como los testimonios de sus testigos. Mardo Escobar vuelve a admitir que había autorizado el uso de una foto, pero dijo que no había especificado de cuál se trataba. Al final, el Tribunal acuerda la continuación de la audiencia para el jueves 6 de agosto, a las 14 horas.

No defiendo a los editores per se porque, como escritora, entiendo que el negocio editorial tiene sus luces y sus sombras. Salgo en apoyo de un hombre trabajador, que se ha encargado, como pocos editores, de llevar la palabra de tantos escritores guatemaltecos por todo el territorio nacional y más allá de nuestras fronteras. Un editor con visión, que por este juicio absurdo tiene un arresto domiciliario desde finales del 2008, lo cual limita su libertad de movimiento en el país y fuera de él, ya que cada vez que se desplaza tiene que pedir permiso en un juzgado. Eso ha afectado también su vida familiar, porque sus parientes más cercanas viven fuera de Guatemala, y no ha podido visitarlas con la frecuencia acostumbrada. Por supuesto, por demás está mencionar los costos legales que este juicio ha significado y la credibilidad de una casa editorial que puede verse afectada.

Pero el absurdo más absurdo es que, en este paraíso de la impunidad y la injusticia en casos de gran envergadura, este caso liliputiense encuentre eco. Mardo Escobar, de 38 años, ni siquiera es fotógrafo de profesión, y él mismo señala que su profesión es la de “estudiante”. Él, seguramente, nunca se habría atrevido a entrar en la editorial a robar dinero, y, sin embargo, está totalmente dispuesto a demandar a que nuestro sistema de justicia lo haga por él. ¡Vaya atrevimiento el suyo!

NUEVO INFORME DE UNA INJUSTICIA: CASO F&G EDITORES

En una sala de vistas en el nivel catorce de la Torre de Tribunales, la jornada del seis de agosto de 2009 concluyó con una injusticia que raya en la desvergüenza para Guatemala. Las juezas, Rosa María López Yumán (Presidenta), Magda Elizabeth Pérez Arana (Vocal) y el juez José Gilberto Castro Linares, quienes integraron el tribunal de sentencia, emitieron un fallo condenatorio contra un hombre honrado, intachable y trabajador: Raúl Figueroa Sarti, representante de la casa editorial F&G Editores.

Las juezas y el juez de dicho tribunal, aceptaron y dieron valor probatorio a la mayor de las mentiras y de las infamias y con ello argumentó el contenido de su resolución que deriva en una injusticia. Pese a que Mardo Arturo Escobar reconoció que había entregado voluntariamente a Raúl Figueroa Sarti, una fotografía y que le había otorgado permiso verbal para usarla en una publicación, el tribunal desestimó esta aceptación y decidió condenar a Raúl Figueroa, de los delitos de que lo acusa falsamente Mardo Escobar.

Con este acto, cometido contradictoriamente en el edificio de la justicia en Guatemala, se sella el asedio y el hostigamiento a un editor que ha dedicado los últimos quince años a promover a las y los autores guatemaltecos, conocidos y no conocidos, trabajando tesoneramente para mantener la producción editorial en F&G editores. Una casa editorial por la que cada guatemalteco y guatemalteca debe sentir orgullo.

Como ha sido narrado anteriormente, la historia de este drama para las letras en Guatemala arrancó en 2006 cuando Escobar llegó a las oficinas de F&G y mostró un juego de fotos que pidió le fueran impresas. Raúl Figueroa le explicó que F&G no es una empresa impresora de fotos sino una casa editorial y que para ayudarle en la promoción de su fotografía le ofrecían utilizar una de ellas en la portada de un libro que estaba por salir de imprenta. Escobar aceptó la oferta y con ello dio su autorización para el uso de una de las dos fotos que él mismo propuso se emplearan en la portada. El crédito a su autoría en la foto está incluido en la contraportada. Además, Escobar recibió varios libros de la edición de marras, los cuales aceptó y utilizó. En su alegato, sin embargo, mintió al afirmar que supo del uso de la fotografía cuando vio el libro en una vitrina.

Las dos mentiras señaladas, tanto la forma en cómo se enteró del uso de la foto, como la de haber otorgado autorización verbal para el empleo de ésta, fueron desestimadas por las dos juezas y el juez que integraron el tribunal, pese a que ambas constan en el expediente. Prestas y presto,López Yumán, Pérez Arana y Castro Linares, decidieron favorecer a un colega. Puesto que Mardo Escobar trabaja en el juzgado Cuarto de Sentencia Penal, en la Torre de Tribunales y por lo tanto, es compañero de labores de jueces, oficiales y magistrados.

Con base en esa relación, seguramente logró amarrar vínculos, al mejor estilo de los grupos parelelos que funcionan en el sistema de justicia y si bien perdió su ambición de recibir setenta mil quetzales de indemnización, pudo mover los hilos de la ley para que Raúl Figueroa fuese sentenciado a un año de cárcel, conmutable a razón de veinticinco quetzales diarios y al pago de una multa de cincuenta mil quetzales, más las costas procesales.

Con esta sentencia, como se afirma al inicio, se cierra el primer anillo del acoso y hostigamiento contra la editorial F&G, distinguida y reconocida internacionalmente no solo por publicar constantemente a autores nacionales sino, porque ha invertido buena parte de su capital en la difusión de materiales esclarecedores de las violaciones a Derechos Humanos en Guatemala. Este acoso, que duró más de dos años entre amenazas, intervenciones telefónicas y seguimiento, encontró un asidero sistémico en la denuncia de Escobar y la condena de las juezas y el juez que se prestaron a seguir tejiendo los hilos de la impunidad con un nuevo acto de injusticia.

Toca entonces a las y los escritores en Guatemala, alzar su voz para impedir que esta injusticia se consume y apoyar a Raúl Figueroa y F&G editores a conducir las apelaciones necesarias para revertir esta monstruosidad jurídica. A la sociedad guatemalteca en general y en particular a organizaciones sociales, por justicia y derechos humanos, rechazar con energía esta atrocidad que deviene en impunidad ante quienes usan la ley para criminalizar a ciudadanas y ciudadanos honrados y la esconden cuando se trata de proteger a criminales y genocidas.

2.8.09

ESCRITORES HISPANOAMERICANOS DEL SIGLO XXI

Por José M. Vallejo

La influencia del mundo globalizado ha dejado sus huellas en la literatura hispanoamericana. La industria editorial, sobre todo la española, casi no ha permitido la generación de nuevos valores en la poesía, el cuento, la novelística o la narrativa. El negocio del libro, inmerso en el libre mercado, ha trastocado de manera cierta la inspiración de los creadores sometiéndolos, en mayoría, a la necesidad de comulgar con la continuidad del llamado boom de los años sesenta del siglo pasado, a pesar de la falta de claridad de cuando comienza y cuando termina este fenómeno literario que permitió elevar a los escritores latinoamericanos a niveles de reconocimiento mundial. Hoy la búsqueda del mercado prima sobre la calidad literaria por cuanto a las casas editoras les interesa más el “best seller” que la contundencia crítica o la apreciación social de una obra. Son pocos los profesores de literatura dedicados a la revisión de libros y los críticos e intelectuales abundan, pero se sustentan alrededor de los editores y las empresas periodísticas.

La obligación de citar al boom en la creación literaria hispanoamericana no está en discusión. Sin embargo, hoy viene a ser una etapa superada y debe ser considerada como una referencia hacia nuevas propuestas literarias. Se habló de un post-boom, nunca definido en profundidad; y también de un rompimiento o “crack,” perdido en la publicación de una variedad de obras sin la novela notable que repitiera el auge de un grupo de escritores autónomos o emancipados de la enorme proyección dada por Alejo Carpentier, Julio Cortazar, Gabriel García Márquez, Ernesto Sábato, Lezama Lima, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo; y en menor cuantía Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, este último, escritor lineal, dedicado a los “best seller” de librería con sus últimas entregas. Tal vez como continuadores del boom podría considerarse a escritores como Augusto Roa Bastos, Isabel Allende, Vicente Leñero, Laura Esquivel, Luis Sepúlveda, Manuel Puig y el accidentalmente fallecido Manuel Scorza, entre otros. De este modo, circunscritos al estricto rigor de éxitos, la escena de la literatura hispanoamericana la ha seguido ocupando el boom desde los años sesenta hasta el fin de siglo y casi en exclusividad con los mismos autores. Y aunque el predominio de esta época haya sido el realismo mágico, la especulación del mercado sin normas precisas, iniciada en la década de los ochenta con el neoliberalismo y la globalización, nos transfirió el caos vivencial mediante acontecimientos que se suceden unos a otros de forma arbitraria y violenta; y es ahí donde la misión de la literatura comienza a plantearse el inicio de un ciclo o simplemente encuentra la necesidad de establecer un orden referencial, observando cómo funciona el mundo actual que nos rodea.

En ese caos vivencial se comienzan a perder las referencias al boom latinoamericano de la literatura y la abundancia de nombres llama la atención hasta la incomunicación, entre sí, de los nuevos valores que se cotizan en la demanda cultural. Hay escritores notables mencionados apenas por la crítica comercial, y por supuesto nunca premiados por el monopolio editorial propietario de los merecimientos. Es difícil por no decir imposible ubicar a estos escritores como una generación o movimiento cultural o de género, por cuanto se requiere de un tratamiento más extenso. Un crítico literario no puede leer todos los libros –le faltaría el tiempo de su propia existencia- pero tampoco puede estar limitado a los libros que le llegan a sus manos. Ahí la necesidad de la participación de los historiadores y los profesores de literatura, además de la bibliografía que se vaya creando. Advertimos, ante todo, que en esta abundancia de escritores de finales del siglo pasado hasta nuestros días, escritores hispanoamericanos del siglo XXI, los llamo yo, existen autores precoces y otros tardíos que sin ubicarlos en un período preciso, sí debemos tener en cuenta la cronología de sus libros porque es allí en donde encontraremos sus años de formación, el ambiente de sus historias y la atmosfera respirada por ellos.
La escasa difusión de muchos de estos escritores hispanoamericanos en los años posteriores al boom significa, de repente involuntariamente, una cerrazón arbitraria frente a propuestas narrativas innovadoras. No obstante a partir de la mitad de la década de los noventa (1995) en adelante la situación empieza a cambiar debido a la percepción o existencia de un intento literario ajeno al boom donde se trazan valores morales, psíquicos, espirituales, éticos y estéticos tratando de hallar un vínculo con la postmodernidad. Para algunos el boom fue una estrategia publicitaria o acontecimiento comercial de promoción a la literatura hispanoamericana, sin embargo, significa el descubrimiento de un prodigio literario que yacía muerto, pues se desplegó un lenguaje de excepcional riqueza a partir de concepción de lo “real maravilloso” descrita por el cubano Alejo Carpentier, seguido por el “realismo mágico” predominante de García Márquez y la explotación del absurdo en Julio Cortazar. Y este mundo fantástico de la novelística del boom es, además, la recreación sin límites del barroquismo indo-americano lleno de matices criollos y vernáculos, donde se juntan los torrentes de lo grotesco, lo sublime y lo bello, ya de cierta manera literatura explotada por el premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias o el peruano José María Arguedas. Pues fuera del éxito comercial, el boom fue una verdadera revolución de la sintaxis narrativa a fin de relatar la existencia de personajes alucinados en su propio mundo, el cosmos intelectual y el punto de vista.

Pero en un mundo en crisis permanente el caldo de cultivo de la poesía y la narración, en el siglo XXI, se nutre de la ausencia de valores históricamente aceptados como paradigmas de las sociedades. Nacen así escritores “contestarios del poder” como señaló el ensayista uruguayo Ángel Rama, ya que esta literatura abarca la lucha social contra la violencia estatal o las dictaduras, contra la guerra, contra la agresión de los medios de comunicación, contra la represión militar y policial, contra la drogadicción y la prostitución, contra la discriminación de la mujer o la homosexualidad. Temas realistas en la búsqueda de la paz, la justicia social y el logro de la libertad; existe, pues, una especie de ruptura con casi todos los tabúes mediante el predominio del lenguaje coloquial y la exposición concreta sin permitirse el ensayo o los enunciados sociológicos. Los narradores actuales ingresan por este camino al escepticismo total, desengañados de casi todas las doctrinas políticas, a su entender, responsables del caos, la hipocresía y la intolerancia.

Hoy existe una avanzada dispersa de muchos nombres: Tomás Eloy Martínez (El vuelo de la Reina, la Novela de Perón,) Arturo Pérez Reverte (La Piel del Tambor, El Pintor de Batallas, La Reina del Sur,) Ricardo Piglia (Respiración Artificial,) Marcela Serrano (Para que no me olvides, Lo que está en mi corazón, Nosotras que nos queremos tanto,) Jorge Eduardo Benavides (Los años inútiles, El año que rompí contigo,) Miguel Barnet (Biografía de un Cimarrón,) Xavier Velasco (Diablo Guardián,) Daniel Alarcón (Radio ciudad perdida,) Laura Restrepo (Delirio,) Elena Paniatowska (la piel del Cielo,) Luis Rafael Sánchez (La importancia de llamarse Daniel Santos,) Antonio Skármeta (La boda del poeta, la chica del trombón, el baile de la victoria,) Mempo Giardinelli (Santo Oficio de la Memoria, Imposible equilibrio, El décimo infierno,) Senel Paz (En el cielo con diamantes, Las hermanas, Los becados se divierten,) Amir Valle Ojeda (Jineteras, Caminos de Eva,) Jorge Volpi (En busca de Klingsor) y otros más siguen incorporándose. El rompecabezas sigue siendo la incomunicación entre ellos, quienes no llegan a constituir una vanguardia y por el contrario ceden la iniciativa a las empresas editoriales incursas en el mercado, lugar de resistencia hacia expresiones literarias y poéticas innovadoras. Además la mediación cultural de los consagrados, convertidos en agentes del mercado, se hace innecesaria por constituir parte del acomodo y la industria, no de la cultura.

El Espectador, crítica literaria. Junio 7, 2009

3.5.09

EL CAMBIO VENDRÁ CON LA CULTURA


Durante todos estos meses, la palabra cultura ha estado indiferente en la boca de todos los candidatos a puestos de Presidencia. Algunos la han mencionado en sus Planes de Gobiernos; otros la recordaron fríamente en los debates que se dieron en los medios de comunicación.

No se trata sólo de numerar acciones como una lista de supermercado que promueve los grandes eventos; un concepto de cultura de fuegos artificiales, donde sólo importa la rentabilidad política de la inversión del Estado, sin articulación y visión de país. Esta percepción no habla muy bien del concepto de cultura que tienen los candidatos, quienes parecen verla como un componente más y que sólo sirve para el entretenimiento y diversión de la familia panameña.

Se trata de crear una política cultural que se consolide como política pública. Se trata de tener una política que dentro de la agenda de Gobierno la cultura sea tomada en cuenta como una finalidad para el desarrollo del país. Una política de cultura que sea considerada a la hora de interactuar con otros sectores gubernamentales en la formulación de los planes de desarrollo.

En muchos países de América Latina, ya se ha reconocido la cultura como un componente estratégico para el desarrollo de un país. Desafortunadamente, parece que no está en los planes de nuestros futuros líderes elaborar un plan estratégico hacia un desarrollo que tome en cuenta las especificidades culturales. Necesitamos una política cultural que se construya nuevos canales de comunicación con otros sectores vinculados al desarrollo.

Los conceptos de desarrollo y cultura están estrechamente ligados y son fundamentales para construir estrategias y toma de decisiones que puedan aportar al problema de la injusticia social. "El desarrollo no se limita a la consideración de aspectos económicos, sino a todos los ámbitos del quehacer humano que conducen al bienestar y el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos", asegura la UNESCO. Todas las acciones que implican el mejoramiento del desarrollo humano tienen que ver con la cultura. Esto deberían tenerlo claro los candidatos que supuestamente, en estos momentos están muy preocupados por la inseguridad y la juventud, por ejemplo.

Es necesario crear una política cultural más acorde con las necesidades del sector. Se requiere con urgencia profesionalizar a los gestores culturales (que en este país son empíricos); invertir en la investigación para generar información que analice las dinámicas del sector (en Panamá no contamos con un Centro de Investigaciones y Estudios Culturales); una política que genere servicios y que fortalezca las industrias culturales; que cuente con una estructura para asesorar a otras instituciones en los problemas sociales, solo para mencionar algunas de esas carencias.

Desde los antecedentes de la formación de la República, Panamá ha tenido siempre una política cultural tradicional implícita o tácita; la mayoría de las veces con una concepción erudita de los hechos del arte por parte de la clase dominante; con transformaciones sociodemográficas y económicas muy desiguales que han afectado, para bien o para mal, el desarrollo cultural.

Ha existido una política cultural sobreentendida y administrada por un sistema estatal a través de la educación formal; una política cultural ecléctica y sincrética por estar enriquecida de un imaginario colectivo pluricultural, que ha servido de resistencia para la identidad nacional; una política cultural intangible con una infraestructura decorosa (archivos, museos, bibliotecas, etc.) que sobrevive gracias a la caridad del Estado y de la benevolencia de alguna que otra empresa privada.

No obstante, no significa que no se haya intentado elaborar esa política. Históricamente, existe un documento publicado en el año 1974, en el marco del programa de la UNESCO, titulado: Política Cultural de la República de Panamá; pero no fue hasta diciembre de 1983, con la administración de Diógenes Cedeño Cenci en el Instituto Nacional de Cultura cuando se lleva a cabo el Primer Encuentro Nacional de Política Cultural. Para entonces, se elabora una memoria de 539 páginas que compila las sugerencias de escritores, artistas, historiadores, antropólogos, filósofos, sociólogos, economistas, catedráticos, educadores, estudiantes y hasta obreros. Más tarde, en abril de 1999, bajo la dirección de Jorge Delgado Castellanos, se celebra el Segundo Encuentro de Política Cultural. Esta vez se imprime un documento de apenas 54 páginas con el título de Lineamientos para una política Cultural del Estado Panameño.

Sabemos que con la administración de Reinier Rodríguez se creó un Consejo de las Artes y la Cultura que intentó redactar un nuevo documento. Inclusive, con la administración de Anel Omar Rodríguez se estaba trabajando en una Ley General de la Cultura que podría ser la base jurídica para una Política Cultural (nos consta que el ex Director, recientemente fallecido, estaba muy entusiasmado con este proyecto. Ahora no sabemos si el proyecto murió con él).

Si volvemos para atrás, veremos que, incluso, existe un documento donde se ha intentado crear un Ministerio de Cultura (véase el documento de Jorge Fábrega Ponce, Proyecto de Ley de 1994 que crea un Ministerio de Cultura, con prólogo de Omar Jaén Suárez, Publipan, 1994). Sin embargo, no hemos visto intenciones de crear un Ministerio de Cultura en ninguno de los candidatos, lo que significa que el sector cultura seguirá siendo la Cenicienta del Estado.

Por último, nos permitimos dar un consejo para el próximo mandatario o mandataria de la nación. Lo tomamos prestado de Fátima Anllo, experta española en administración cultural, quien ayudó al Gobierno de Chile en el momento crucial de transición de este país a comienzos de la década del 90 (sí, del 90, estamos bien atrasados en Panamá).

El político está legitimado por las urnas y su compromiso es cumplir con la propuesta de trabajo que ofertó en campaña. La política cultural la tiene que articular el político y la gestiona el gestor cultural. Un peligro eminente (que se ha dado históricamente) es el político que quiere pasar a ser gestor cultural; sería lo mismo que el gestor cultural que quiere ser político; en ambos casos se pierde de vista los objetivos de la política cultural.

Es responsabilidad del Estado que las prioridades de la inversión en el sector cultura no se queden en proyectos atrayentes y sin impacto en la sociedad. Así habrá un verdadero cambio desde la cultura y esto repercutirá en otros sectores que trabajen articuladamente con el sector cultura. Si esto no cambia, no importa si un “loco” o una “chola” llegue al poder y qué tan atractivos sean los planes de su gobierno para la cultura y la educación; no pasarán a ser más que un rosario de promesas acuñadas en la historia triste de la Nación.

12.4.09

IMPRESIONES Y MEMORIAS DEL XVII CONGRESO INTERANACIONAL DE LITERATURA CENTROAMERICANA (CILCA 2009)


Del 1 al 3 de abril de 2009 se celebró en Panamá el XVII Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, Cilca 2009, dedicado este año a la memoria del escritor y periodista panameño recientemente fallecido Mario Augusto Rodríguez. La sede fue la Universidad Tecnológica de Panamá y asistieron académicos y críticos de Estados Unidos, Canadá, España y Panamá, que se dieron cita con poetas y narradores panameños que presentaron su obra a través de recitales, lecturas y conversatorios.

DÍA 1

El Congreso arrancó el miércoles 1 de abril en horas de la mañana, con la Mesa Redonda denominada "Rumbo de la literatura panameña" con las ponencias de Enrique Jaramillo Levi, 
José Luis Rodríguez Pittí, Carlos Oriel Wynter Melo y quien les escribe, en la que se presentó la literatura panameña a los académicos, en su mayoría desconocida para ellos, surgió la reacción ¿quiénes son todos estos nombres? ¿son todos buenos?, abrumados, sorprendidos, incrédulos, siguieron el Congreso.

La siguiente Mesa Redonda se dedicó en su totalidad a la obra del Maestro Mario Augusto Rodríguez, con acertados análisis de su cuentística y sobre todo su cuento SEQUÍA por parte del profesor Juan Antonio Gómez, la poeta Lil María Herrera se refirió a su poética y Mario García Hudson, analizó vida y obra del Maestro, dentro del contexto de sus tiempos y circunstancias, sobre todo profundizando en su labor concientizadora de la sociedad como Comunicador Social que fue, a través de su pluma combativa.

En la tarde, el Teatro y la Música se tomaron el Congreso, por un lado la profesora Alondra Badano dictó una iluminadora y reveladora ponencia sobre el Teatro en Panamá, Costa Rica y Honduras, en tanto que Mario García Hudson deslumbró al Auditorio con su análisis exacto y riguroso de Ricardo Fábrega, a la luz de sus canciones, revelando su visión del país, en su época y circunstancias. La investigación de García Hudson es importante para rescatar la tradición latinoamericana de la música panameña y nuestra influencia en los Maestros del área, muchas veces ignorada.


A continuación, tuvimos una Mesa Redonda de Literatura Centroamericana, en la que Lois Marie Jaeck de la University of Sakatchewan enlazó 3 relatos contenidos en una antología de escritores centroamericanos residentes en Canadá, a saber Oscar Tobar, Julio Recinos y David Rozotto. Consuelo Hernández analizó por su parte "El sujeto polidimensional y las secuelas de una guerra en Viaje a la tierra del abuelo" y Marco Tulio Cedillo cerró con una magnífico análisis sobre 7 obras del escritor Ramón Amaya Amador.

Cerca de las 6:00 p.m. iniciamos el Acto de Inauguración en el Sitio Arqueológico EL Aljibe dentro del Campus de la UTP, con la presencia del Dr. Martín Candanedo, Vicerretor de Investigación, Postgrado y Extensión de la UTP, Genaro Villalaz, Director del INAC, el Dr. Jorge Román-Lagunas de la Universidad Purdue Calumet y José Luis Rodríguez Pittí, presidente de la Asociación de Escritores de Panamá.

Honrando al recientemente asesinado Director del INAC, Anel Omar Rodríguez Barrera, guardamos 1 minuto de silencio, en el que hasta las criaturas del bosque se unieron.

El poeta Moisés Pascual pronunció un Discurso Vital para el entendimiento de este Congreso y de nuestras literaturas mestizas, llamado "Del Popol Vuh al Facebook".


Seguidamente ante la vista de tucanes y gorriones, el atardecer desplegando su paleta ante la vista de los poetas, los sonidos del bosque nocturno que emergía y el día que se agachaba, empezó el Recital de la Herencia Poética con una muestra de los poetas nacidos en las décadas de 1950 y 1960, y allí estaban Héctor Collado, Consuelo Tomás, Katia Chiari, Moisés Pascual, A Morales Cruz, David Róbinson y Martín Testa Garibaldo. Los fríos nombre de mi ponencia empezaron a tomar cuerpo ante los académicos y el público en general, la poesía no necesita apología que ella se defiende sola. Encore y encore, el Recital se extendió hasta las 8:oo p.m., entre flashlights y magia selvática.

DÍA 2

La primera Mesa Redonda del jueves 2 de abril giró alrededor de 3 Autores Fundamentales para entender la Literatura Panameña, y así, la poeta Katia Chiari deconstruyó los cuartos poéticos de Demetrio Herrera Sevillano, en un estudio profundo, cuidadoso e iluminador. Juan Antonio Gómez analizó muy atinadamente vida y 4 novelas de Joaquín Beleño con la honrosa presencia de Nimia Beleño, hija del Maestro. Por su parte, el poeta Héctor Collado ahondó en la ideología estética de la patria, en los poemas de Diana Morán. Esta Mesa arrancó aplausos y gratas impresiones.

Siguió en orden la Mesa Redonda sobre el Gran Poeta Nacional en Panamá, hoy por hoy, Manuel Orestes Nieto, una Mesa imperdible en la que Carlos Fong, Salvador Medina Barahona y Erasto Espino Barahona, no dejaron aspecto de la obra del Maestro sin estudio, sin consideración, sin impresiones. Como "nación, memoria y utopía", en palabras de Erasto Espino, ese Ardor en la Memoria del Poeta de Utilidad Púbica que Dio La Cara por su Generación y su Patria.

En la tarde, disfrutamos de una Mesa Redonda de Indagaciones Literarias, con Sheila Candelario de Fairfield University en la que fue desmintiendo las geografías a través de sus disquisiones diaspóricas salvadoreñas, una gran investigación sobre escritores en Long Island, quienes se abren paso al margen del mainstream, dando nueva sangre a la literatura centroamericana y norteamericana, ¿dónde están las fronteras? Lili Mendoza nos entregó un magnífico estudio de su hipotésis sobre el individualismo en la literatura panameña, estudiado en detalle y especificidad en la obra de Roberto Pérez-Franco, Salvador Medina Barahona y Gorka Lasa Tribaldos. José María Balcells nos entregó un estudio sobre el viaje de María Teresa León y Rafael Alberti a Panamá, el poema kuna de los "Vasos Azules" (vasos extranjeros) y la obra de los 2 primeros. Finalizó Klenya Morales, quien nos hizo expandir la conciencia con su ponencia sobre el viaje en el tiempo, una exploración muy personal que viene desarrollando desde su Maestría en Creación Literaria.

Continuó la jornada con una enriquecedora Mesa Redonda sobre el oficio de la literatura en Panamá con José Luis Rodríguez Pittí, Salvador Medina Barahona, David Róbinson, Carlos Fong, Carlos Wynter y quien les escribe. Se discutió, se sacó a la luz, se instó a revisar todo y cada uno de los paradigmas en cuanto a formación, publicación, crítica y estudios literarios. Hubo una nutrida retroalimentación del público, escritores, académicos, lectores.

Finalizó este 2do. día con la participación de la orquesta de bronce de la UTP, deliciosa antesala para El Recital PANAMA RED de Narradores de la generación 7080. Una muestra de esta generación dio la cara y fue la respuesta a las interrogantes y dudas ante la ponencia de Rodríguez Pittí el día 1ro., estos escritores fueron el propio Rodríguez Pittí, Carlos Oriel Wynter Melo, Melanie Taylor, Klenya Morales y Annabel Miguelena.

DÍA 3

Arrancó el última día del CILCA con la Mesa Redonda dedicada al Poeta Ernesto Cardenal, con la participación de John A. Morrow de la Eastern New Mexico University y Rhina Toruno-Haensly, ambas de The University of Texas at Permian Basin, entre Oráculos y Cánticos, poesía y animado debate, estoy seguro que todos quedamos con ganas de más, que lo que hizo falta fue tiempo.

Siguió una Mesa Redonda sobre Poética Panameña, en la que Melanie Taylor compartió un interesantísimo estudio sobre el agua como símbolo en la poesía de Eyra Harbar, Lil M. Herrera y Lucy C. Chau. Delia Cortés dictó su magistral ponencia sobre la poesía femenina panameña de todos los tiempos, a la vez que Gorka Lasa cerraba con broche de oro y su ensayo "Poética, identidad y fundación".

En la recta final del Congreso, y ante la adversidad de un apagón, nada mató la poesía. En esta Mesa Redonda sobre Panamá, Costa Rica y Nicaragua, la Alta Poesía, las Musas y los Duendes se hicieron presentes. Juan Zeledón nos llevó a un viaje por la poesía de Carlos Martínez Rivas, Gregory Robinson nos reveló la voz e identidad en los múltiples narradores utilizados por Consuelo Tomás, Anthony Robb reveló el sensualismo de Eunice Odio en 2 de sus poemas: "Panamá" y "El arcángel". Los poetas no mueren ya que Eunice Odio dejó una vez más a todos fascinados y encantados.


Los autores se fueron tomando el Cierre del Congreso, empezando por los Poetas nacidos en las décadas de 1930 y 1940, y así en el espíritu de los Recitales de la Herencia Poética Panameña, José Córdova, Enrique Jaramillo Levi, Benjamín Ramón y Luis Carlos Jiménez fueron disparando sus balas poéticas. ¡Y se hizo la luz! El apagón nos abandonó ante la evidencia de la poesía.

A continuación siguió el Grupo Teatral Rayuela, compuesto por Victoria Mendoza, Javier Romero Hernández y Alexis Jaramillo, quienes interpretaron un extracto de la Obra UN DÍA BURLÓN del dramaturgo panameño Jarl Ricardo Babot, de manera intensa y destacada.

Como Cierre del CILCA, llegaron los poetas de la Generación 7080, las caras finales que hacía falta ver, la poesía necesaria para exorcisar el escarnio y la duda. PANAMA RED, con una muestra comprendida por Lucy Cristina Chau, Gorka Lasa Tribaldos, Eyra Harbar, Salvador Medina Barahona, Javier Romero Hernández, Javier Alvarado, Sofia Santim y quien les escribe, Edilberto González Trejos. 8 voces distintas, 8 búsquedas, 1 presente, 1 futuro con infinitas posibilidades.

Agradecido en el corazón, anticipando una reunión muy pronto, nos dijimos "Hasta Luego" y nos vemos en Nicaragua en el 2010.

AL DÍA SIGUIENTE:

Considero que dimos a mostra "La Ciudad Perdida", como le ha llamado José Luis Rodríguez Pittí, a los arqueólogos. Éstos son los estudiosos de la literatura que han visto las letras panameñas, les dimos una muy buena acogida, el país se mostró ante ellos, más allá de los mitos y leyendas de colonización o "faux glamour".

Existe un Panamá Real que escribe literatura y la escribe en español, más allá del embrutecimiento colectivo, con muchos retos por delante.


LA LITERATURA CENTROMERICANA HOY: DEL POPOL VUH AL FACEBOOK

Del 1 al 3 de abril de 2009 se celebró en Panamá el XVII Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, Cilca 2009, dedicado este año a la memoria del escritor y periodista panameño recientemente fallecido Mario Augusto Rodríguez. La sede fue el campus de la Universidad Tecnológica de Panamá, colindante con el sistema de reservas forestales creadas para mantener las aguas que alimentan al Canal de Panamá. La inauguración se realizó en un sitio especial ubicado dentro del campus: un parque que se ha construido alrededor de los restos de El Aljibe, construcción de la época colonial que formaba parte del sistema del Camino de Cruces, vía interoceánica de más de mil años, mejorada y aprovechada por los españoles para atravesar el istmo en los llamados trenes de mulas hasta mediados del siglo XIX. En este sitio mágico, rodeados por un bosque de inmensos árboles de corotú, espavé y otras especies tropicales, en un círculo formado por los invitados al Cilca, escritores, estudiantes y la vida silvestre, abundante en este sitio, al caer la tarde iniciamos la ceremonia. La palabra se la dimos al poeta Moisés Pascual, formal apertura del Congreso y del recital especial que siguió con los poetas panameños nacidos en las décadas del 50 y el 60.

Por Moisés Pascual
 
Centroamérica es un rompecabezas por armar. Un universo de 7 cabezas, dibujado entre fronteras y muros invisibles. Centroamérica es un volcán dormido, un racimo de lágrimas, Izabales, ilopangos y Xolotlanes. Tristes figuras violentas que no encajan con la belleza de su tierra y la risa de los niños empobrecidos. Pero en alguna parte de este nuestro istmo, existen piezas claves que nos urge buscar para hacer puentes y armonizar esa totalidad que somos, entre la sangre y la alegría. Venimos del Popol Vuh, que desde la magia del misterio y la hipérbole intenta explicar la creación de nuestra vida y nuestro mundo, desafiando en la incredulidad y la ignorancia los enigmas del tiempo y el universo, los números del destino. ¡Qué riqueza más grande! Estamos hechos de la misma carne de los mismos dioses originales, maíz y vida, desde antes que los europeos pisaran esta tierra. Somos como los griegos de esta otra parte. Y nos 
resistimos a ser solo sombra y muerte, dolor, olvido y desastre. Porque Centroamérica es en su biodiversidad natural y cultural una zona de riquezas inimaginables: Flora, fauna, historia, gente que lucha y trabaja sin perder el sueño. Pero también, y sobre todo, esta nuestra capacidad de amar y ser humanos y solidarios más allá de cataclismos y contrarrevoluciones. Esas ganas de vivir más allá de la muerte, sin perder en el camino, nuestra sabiduría y nuestras raíces, nuestra alma que como chispa salta del fuego para ser la historia común de todos, en la encrucijada de la eterna dependencia y la liberación como feliz fuego final.

Centroamérica, no puede seguir siendo un juego de guerras de quienes desde el poder solo les importa con los mercados de la muerte y sus ganancias. Esta Centroamérica nuestra no puede seguir siendo la isla solitaria y triste donde las mujeres esperan el regreso de sus Ulises, en donde los niños sin libros y sin pan lloran a sus padres muertos, y en donde rotas las familias lloran como lluvia, migraciones, mientras los olvidados indios sin selvas se mueren entre masacres, malarias, turismos y falsos progresos. Esta no es la Centroamérica que queremos. Nuestra Centroamérica es la que soñamos, sobre la que escribimos. Cualquier otra imagen de nosotros es falsa. Nuestra literatura, en este sentido, debe potenciar esa imagen de nosotros mismos. Construir esta imagen, es tarea de todos. Somos una suma, queriendo ser una totalidad, con diferencias respetuosas. Es como dice Magda Zavala, debemos de “Terminar de asumir efectivamente a Centroamérica como una sociedad multiétnica, plurilinguistica y multicultural en transformación”.

Nuestra imagen real es otra. Centroamérica tiene que dejar de ser aquel cementerio para ser el más bello jardín, esa utopía de los poetas, en donde la poesía y el pan alimenten a nuestros sueños, a nuestras esperanzas, éstas, de construir ese otro mundo posible, de un mundo más unido y para todos, con progreso, bienestar, y con más y mejores oportunidades. Incluida, la literatura.

Una Centroamérica a la que a Panamá la han excluido, o se ha excluido, por razones egoístas, como si fuéramos Alicia en el País de las Maravillas, casi en el limbo, en el otro margen, entre un sur y un Caribe, a veces tan real como imaginario, pero como una zona libre de desastres más allá de la “Y griega”, sí, Centroamérica… y Panamá. Panamá es también Centroamérica, con dolor, y con mucho orgullo. Sólo hay que echar una mirada a nuestros campos, a nuestras ciudades, a nuestra gente, a nuestra historia, a nuestra escondida pobreza tras los pequeños rascacielos estilo Miami, pero también a nuestras luchas liberales, nuestras dictaduras y a nuestras invasiones. Panamá es también Centroamérica, en su “Mamita Yunai”, en su canal, en su planificado TLC, sus “maquilas”, sus callcenter, sus malls, su deuda externa, en su maíz pilado y en su arroz con frijoles, en los rostros de sus gentes, en su fútbol, y también en sus escritores y en la riqueza de sus sueños. Tierra, agua, y cielo, juntos. Así, pues, Centroamérica, incluida Belice y Panamá, es esto. Es esta realidad la que lleva por dentro nuestra esperanza de otro futuro. La posibilidad de que vida y literatura se fundan como metales para llegar a ser una fiesta de todos.

Y en este espacio vital, natural, histórico, social, político, económico, y cultural, nos movemos los escritores, sin evadirnos, como testigos y protagonistas de una literatura que debe estar en lo más alto de su creación para reflejar y ayudar a transformar esa conciencia y esa visión de la Centroamérica que queremos para todos, más justa, más libre, más democrática, después de siglos de rapiñas y piraterías, y hoy, en su presente, acosada por inciertas globalizaciones de hambre, demagogias y populismos. En este espacio, la literatura también tiene su lugar, su pirámide de grandeza.

Y si hablo de la realidad, con insistencia, es porque no puede haber literatura sin esa realidad. Ella supera a toda ficción, y de ella se nutre nuestra literatura, por diversos caminos. Además, una literatura, que no vislumbre, en sus denuncias y deseos, ese mundo mejor que vaticinan nuestras ficciones, no puede ser más que una literatura expresión del más bajo ciego egoísmo. Una literatura pobre, rancia, vieja y cansada, que no se corresponde con la riqueza imaginativa y vivencial de nuestra gente, entre el desastre y la esperanza, esperanza que también es la lucha de las plumas como armas, del asalto a los poderes ocultos y criminales. En este combate, también los escritores tenemos nuestra trinchera, nuestra gota de sangre, y también nuestras luminosas palabras como rabiosos jaguares, y quetzales en vuelo.

De lo contrario, si no cerramos nuestro ciclo, histórico, el desastre de todas las profecías malignas se hará realidad, e iremos del Popol Vuh al Facebook de los rostros indiferentes, egoístas, insolidarios, individualistas, encerrados en sus ególatras distracciones, sus lujurias, y ajenos a todo verdadero rostro humano. Es hora entonces de recomponer este mapa, este rompecabezas, este espejo-máscara, enterrado, este álbum familiar para transformar las muecas del dolor y la miseria, con libros escritos por escritores centroamericanos narrando como en un Popol Vuh nuevo historias nuevas de alegría y felicidad, lejos del miedo y de las incertidumbres de un futuro oscuro, de un mundo vacío, de una Centroamérica olvidada bajo la lava de la desmemoria, en donde los escritores, o solo dormíamos nuestros sueños de vieja grandeza o jugábamos solo con las palabras. En Centroamérica, la literatura es y debe ser, como siempre ha sido, un compromiso, con la palabra, pero también con la vida, pues la palabra que no es vida es muerte, olvido sobre el papel. Y la literatura es una puerta para la creación de mundos nuevos, y allí, Centroamérica, nosotros, tenemos nuestro lugar, nuestra casa, para nosotros mismos, y también para el disfrute de los otros mundos que como nosotros compartimos el sueño de la libertad. La misión de todo escritor es escribir hasta la última gota de tinta. Estamos en el camino, y eso es lo que importa. Nuestras plumas tienen todavía, sueños.

La literatura de Centroamérica es, parodiando a Manlio Argueta, una especie de “Caperucita en la zona roja”, un ser marginal. Más allá de algunos nombres consagrados por el cánon de editoriales y críticos, y de un trabajo con disciplina, con méritos, evidentes, en Centroamérica casi todos los escritores somos unos desconocidos de nosotros mismos y del resto del mundo. Vivimos en la dispersión, en el aislamiento, en la incomunicación. Obligados en nuestra literatura seguirán siendo Darío, Miguel Ángel Asturias, Augusto Monterroso, Luis Cardoza y Aragón, y Ernesto Cardenal, entre otros más; y entre los más actuales, Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Anacristina Rossi, y Carlos Cortés, entre otros más. Pero nuestra literatura tiene otros nombres, pasados, presentes, y olvidados, esperando sus turnos de ofendidos. Así, nuestra literatura está necesitada de conocimiento, información, educación, divulgación, estudio, critica, intercambios e incentivos. Ella necesita su propio facebook, sus espacios, reales y virtuales, ya sea en Internet, bases de dato, páginas web, en los congresos, los festivales de poesía, las ferias de libros, las revistas, las antologías, los libros, y en otros espacios por crear. Hace falta mucho más, y más si consideramos a los escritores más jóvenes y contemporáneos o de aquellos que perteneciendo a generaciones anteriores o perdidas, no son conocidos ni lo suficiente ni en profundidad, para valorar en su totalidad nuestra literatura centroamericana, la de ayer y hoy, ya sea por país, o como región, como totalidad, tan generadora de buena literatura, a través de todas sus formas, no solo de la novela.

Nuestra literatura no puede seguir siendo esa cenicienta, esa olvidada, como otro olvidado centroamericano más. Fantasma o habitante de su propia realidad mágica, de sus mitos y sus olvidos. A nuestra literatura le urge una valoración de fondo, un lanzamiento, un redescubrimiento, un acto de verdadera justicia, que la coloque en su justo sitial dentro de la literatura universal contemporánea. Ni más ni menos. Como ha ocurrido ya con otras literaturas latinoamericanas, la mexicana, la cubana, la colombiana y la argentina, para no hablar de esa otra literatura nuestra, la brasileña. Es necesario, pues, que primero los escritores de Centroamérica nos conozcamos entre nosotros. Debemos derrumbar muros y prejuicios, mitos y mentiras, y desde ahí construir puentes, escaleras, casas y sueños. En este sentido este congreso de CILCA, como otras iniciativas, viene a ser una punta de lanza en la dirección correcta, con el aporte de críticos, estudiosos e investigadores de muchos países, que viven con pasión y creen en nuestra literatura. A ellos, ustedes, gracias, por sus esfuerzos. Esfuerzos que necesitamos redoblar para crear, producir, y divulgar, esos estudios e investigaciones que desde diversos ángulos y enfoques, no son más que una mirada de la búsqueda de los signos profundos de lo que somos a través de nuestra literatura, hecha por criollos, indígenas, negros, mujeres, o escritores en el exilio o en la migración forzada. Incluso, de aquellos que escriben para niños/as. Nuestros escritores, pese a todas las vicisitudes, no ceden en sus empeños. Empuñan sus plumas como armas, aunque pareciera que sus balas no llegan al enemigo: la ignorancia y la incultura, estructural. Sépase: El acceso a la literatura es un indicativo de la democracia, el bienestar, y la felicidad. Centroamérica un día, puede llegar a ser una república de letras y panes, de críticos amables y lectores felices.

Nuestros escritores, ahí están, haciendo lo suyo en silencio. A los investigadores y estudiosos, desde la crítica, lo histórico, lo literario o lo semiótico, nos le queda más que hacer justicia a ese trabajo que muchas veces no se ve, pero que está ahí, esperando a los que pueden salvar del olvido a una literatura que no se merece tal despropósito. Escribir hoy en Centroamérica es un oficio ingrato, solitario, al riesgo de la muerte, pero lleno de alegrías, para quienes asumimos el reto de dibujar sueños que aspiran a ser verdad y belleza. Un escritor, colombiano, como Gabriel García Márquez, que al principio de su carrera nadie apostaba un real por él, define de la mejor forma este oficio: “¿Qué clase de misterio es ése que hace que el simple deseo de contar historias, escribir poemas, se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella; morir de hambre, frío, o lo que sea , con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar ni que, al fin al cabo, si bien se mira no sirva para nada?”. Sí, la literatura sirve, para muchas cosas, para bien o para mal, pero también para darnos sentido, para explicarnos, para sugerirnos, como un todo. Es la constatación de lo que somos, fuimos, y queremos ser. Este es nuestro oficio, construyendo utopías. Y no solo de los escritores, sino también de los que investigan estudian, critican y divulgan, como creadores que son, porque son ustedes, después, los que le dan validez y sentido a nuestro trabajo en los contextos de la realidad y sus fantasmas. Ustedes, como los lectores, son imprescindibles.

La verdad, debo decirlo, no sé mucho de literatura centroamericana, soy más parte, que juez. En las escuelas poco se sabe de tal cuestión. Hay incluso los que ni siquiera saben que Rubén Darío existió, pero conocen a Shakira, y con todo derecho, no los culpo. Será por eso que un león triste llora sobre la tumba del poeta. Además, los medios de comunicación están muy ocupados con los asesinatos, la corrupción o sobre quién será el próximo que nos va a desgobernar. En los festivales de poesía los poetas nuestros tienen poco tiempo y espacio. Hacen falta políticas más decididas de apoyo a nuestra literatura. Hay algo de turismo en nuestras propuestas. Eso creo. Seguimos en fila, esperando nuestros turnos de bellos ofendidos. Es cierto, ya no hay guerrillas, pero ahí están los Roque Dalton, los Otto René Castillo, y los Leonel Rugama, esperando, hoy, a la justicia poética, como tantos y tantos, poetas vivos de hoy, ayer, y quizás, de mañana.

Centroamérica existe. Estamos tan cerca y tan lejos, y somos unos desconocidos de nosotros mismos. Queremos conocernos. Necesitamos conocernos. Nos buscamos. ¿Nos buscamos? Managua está, en avión, a escasos 50 minutos de Ciudad de Panamá, y parece un barrio nuestro, pobre y olvidado, a la orilla de una carretera sin luces. Y Panamá es un espejismo, una postal de compras Gucci. San José, fría, a la vuelta de la esquina. ¿En dónde quedan, Tegucigalpa, Ciudad de Guatemala, o San Salvador? Belice no existe, al menos en mi mapa. Hoy sé de Centroamérica, más de sus maras o de fútbol, que de la vida o la poesía, y gracias a la televisión. Hoy más que nunca necesitamos recuperar, inventar nuestra propia imagen, nuestra propia palabra y nuestra propia vida. Hacer lo que nos toca, desde el alma común. Desde la sangre, y desde la inteligencia. Centroamérica existe como un todo, y como una suma de partes, indivisibles. Armemos el rompecabezas, con todas sus partes, y colores, sin que nadie se quede por fuera.

Como esos quetzales que vuelan en la neblina del alba, echemos una vez más a volar nuestra imaginación, para que nuestra literatura se hermane más con la vida y sus designios de libertad, y llegue a ocupar, si no hoy, mañana, el sol, el sitio que le corresponde en las literaturas de nuestro planeta. Invito, pues, a compartir, con pasión, este descubrimiento de nosotros mismos a través de nuestra literatura, al vuelo del quetzal y el águila arpía, a través de las hermosas palabras sacrificadas en su justa y útil pirámide de piedra y cielo. Porque 20 minutos no son suficientes para indagar a Centroamérica y a su rica literatura, desde el Popol Vuh, siglos atrás, hasta hoy, en este nuestro Facebook por hacer.

19.2.09

BASES DEL CONCURSO CENTROAMERICANO DE LITERATURA "ROGELIO SINÁN" 2009-2010 (CUENTO)

1. El Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán” consta de un sólo género o sección cada año. En el 2009, el género que se convoca es CUENTO. Las obras participantes deben estar escritas en el idioma español.

2. Este Premio se declara abierto a partir de la presente Convocatoria y se cerrará el viernes 22 de enero de 2010 a las 4:00 P.M.

3. Podrán participar todos los autores panameños y centroamericanos, independientemente de su actual lugar de residencia. Los participantes naturalizados, podrán concursar siempre y cuando al momento de competir residan en su país de adopción y puedan demostrarlo.

4. No podrán participar escritores que en años anteriores merecieron el Premio Centroamericano Rogelio Sinán en cualquier género.

5. No podrán participar en este concurso los miembros del jurado, ni los miembros del Comité Organizador del Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán. Tampoco podrán hacerlo las autoridades administrativas y académicas de la Universidad Tecnológica de Panamá.

6. Cada autor puede participar con una o varias obras con títulos y seudónimos diferentes. Cada obra será de un solo autor.

7. Las obras participantes deben ser inéditas en su totalidad y no pueden estar concursando en otros certámenes literarios locales ni internacionales mientras compitan en este Premio; tampoco pueden estar contratadas para su publicación en forma alguna, incluida la web ni haber sido premiadas ni leídas parcial o totalmente en actos públicos.

8. El tema y el estilo son libres.

9. Habrá un premio de B/.4,000.00 y Pergamino de Honor para el ganador.

10. La Universidad Tecnológica de Panamá publicará la obra premiada y conservará los derechos de la primera edición, la cual será de 500 ejemplares. Al autor se le entregarán 50 ejemplares como pago único de sus regalías. El autor no podrá hacer otra edición por los próximos 3 años, contados a partir de la fecha de anuncio del premio.

11. El Premio podrá declararse desierto.

12. Se otorgarán hasta dos menciones honoríficas si el Jurado lo estima conveniente, dichas menciones recibirán Diploma de Honor.

13. El libro (tres copias), debe estar escrito mecánicamente (computadora o máquina de escribir), tener un mínimo de 100 páginas y un máximo de 120 páginas a doble espacio por una sola cara, en papel bond blanco, tamaño 8-1/2” x 11”, con letra de 12 puntos, con mínimo de 23 y máximo de 25 renglones.

14. Cada copia deberá estar encuadernada con plástico y una espiral. Se debe incluir un índice como único apéndice. Las páginas se enumerarán a partir del inicio del libro. En la primera página de texto deberá aparecer el nombre de este premio, el nombre de la obra y el seudónimo del autor.

15. El ganador deberá tener disponible un cd o archivo de Word que contenga la obra premiada la cual deberá ser entregada necesariamente para el proceso de edición.

16. Las obras deben enviarse a la dirección postal: Universidad Tecnológica de Panamá Apartado 0819-07289 Panamá, República de Panamá Coordinación de Difusión Cultural PREMIO CENTROAMERICANO DE LITERATURA “ROGELIO SINÁN” 2009-2010 o entregarse en la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Tecnológica de Panamá, Campus “Víctor Levi Sasso”.

17. En sobre aparte (cerrado y rotulado por su parte exterior con el título de la obra y seudónimo) debe consignarse el nombre del autor, teléfono, breves datos biográficos, una fotografía reciente, una copia de la cédula o de la página principal del pasaporte.

Estos sobres o plicas serán entregados por la Universidad Tecnológica de Panamá a un Notario Público, quien los custodiará y solamente abrirá el correspondiente a la obra premiada en Conferencia de Prensa que se llevará a cabo el lunes 19 de abril de 2010. La ceremonia de premiación se llevará a cabo el viernes 23 de abril de 2010.

18. El Jurado estará formado por dos escritores nacionales o representantes del ámbito cultural nacional y un escritor internacional.

19. La Universidad Tecnológica de Panamá, con el apoyo de patrocinadores estatales y de la empresa privada, cubrirá los gastos de transporte aéreo, hospedaje y alimentación en la ciudad de Panamá del autor premiado, si es centroamericano. Éste deberá estar en Panamá a mas tardear 48 horas después de notificado.

20. El fallo del Jurado Calificador se dará mediante dictamen escrito y motivado, y será inapelable. Cualquier materia relacionada o asunto no previsto en estas Bases, será decidido por la Coordinación de Difusión Cultural.

21. Las obras no premiadas y sus respectivas plicas que no sean reclamadas en la Coordinación de Difusión Cultural de la U.T.P. (sólo se devolverán dos copias), serán destruidas el 30 de junio de 2010.

22. La participación en este certamen literario implica la aceptación de todos sus términos.

23. En el 2010 se convocará al género POESIA.

Para más información, escriba a: difusioncultural@utp.ac.pa

18.2.09

FESTIVAL DE ARTE Y LITERATURA DE SAN FRANCISCO DE LA MONTAÑA 2010

Bienvenidos a San Francisco de la Montaña, bienvenidos al único Festival de Arte y Literatura que se realiza en el corazón de Panamá.

En el centro geográfico de la República de Panamá, cintura del continente americano, hay un pequeño valle en el que convergen varios ríos que nacen en los puntos más altos de la Cordillera Central.

Para el visitante casual, es un modesto poblado de gente dedicada a los trabajos del campo, con hermosos balnearios de nombres exóticos, una brisa deliciosa que baja de las montañas y una iglesia antigua en la que reposan más de cinco mil piezas talladas a mano en las maderas más preciosas de la región y alojadas en los altares barrocos más antiguos del continente, algunos pintados exquisitamente, otros forrados en láminas de oro.


Y es que San Francisco de la Montaña no es un sitio cualquiera. Lugar hermoso de noches perfectas, donde la sabana se besa con la cordillera, fue construido sobre una historia fascinante que no ha sido aún escrita.

Hace un par de siglos capital del Ducado de Veragua, San Francisco de la Montaña fue fundado formalmente en 1621 por el sacerdote Gaspar Rodríguez y Valderas, aunque la verdadera fecha de su origen se ha perdido para siempre. Región muy rica en el oro codiciado por los españoles que se acercaron al sitio en 1501 y que durante más de cien años fueron derrotados una y otra vez en batallas que jamás serán contadas y de las que sólo quedan los nombres legendarios que se han repetido por generaciones, como ese del jamás vencido cacique Urracá.


Resultado del encuentro entre América y Europa, ubicado en la provincia en la que nacieron algunas de las tradiciones que nos definen hoy como nación, San Francisco de la Montaña conserva un rico legado indígena y español: altares churriguerescos en la iglesia desde los que nos observan infinidad de rostros indígenas tallados hace más de trescientos años; sofisticados quesos y tradicionales postres en los que los frutos más autóctonos son mezclados de forma original con las especias más exóticas; amplios ríos cuyas aguas todavía llevan el oro que lavan de las montañas en las que nacen; y una historia que se escucha, si se presta suficiente atención, en las formaciones rocosas en los balnearios, en las esquinas dormidas del pueblo colonial, en el murmullo del viento que pasa y deja una huella indeleble.

En marzo de 2010 nos hemos propuesto despertar ese legado cultural, ese patrimonio de la humanidad, para inspirarnos con los artistas invitados de todas partes y crear un mundo nuevo, uno soñado sobre esa rica historia, construido con la diversidad, pintado con los colores de los días y las noches de este valle hermoso y las buenas vibraciones de la música y la danza, todo narrado al ritmo sensual de la poesía.

Pronto te haremos llegar la información completa. Queremos que nos acompañes. Que compartas con nosotros. Con amigos. Que te nutras del espíritu, que te llenes de la creatividad, en San Francisco de la Montaña a mediados del próximo marzo de 2010.

Más información en ELHacedor.org

16.2.09

BASES DEL CONCURSO NACIONAL DE LITERATURA "RICARDO MIRÓ" 2009

Disposiciones Generales:

1. El Instituto Nacional de Cultura declara abierto el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2008 a partir de la publicación de estas bases, de acuerdo a la Ley No 38 de 5 de agosto de 2002, según resolución N° 147-06 DG/DAJ del 5 de octubre del 2007.

2. Los trabajos deberán entregarse en el Departamento de Letras de la Dirección Nacional de Las Artes, ubicado en la Plaza de Francia, Las Bóvedas, (teléfonos: 501-4953, 52, Fax-501-4962 correo electrónico letras@inac.gob.pa) antes de las 4:00 p.m. del 30 de junio de 2009.

3. La Dirección Nacional de las Artes, a través del Departamento de Letras velará por el cumplimiento de las bases del Concurso Miró.

4. Los concursantes que envíen obras por correo, nacional o internacional, deberán hacerlo con suficiente anticipación a la fecha de cierre (no habrá prórroga). Deberán estar certificadas y dirigidas a la siguiente dirección postal: Instituto Nacional de Cultura, Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró, Apartado postal 0816 –07812, Panamá 5, Panamá.

5. El Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró consta de cinco secciones: Poesía, Cuento, Novela, Ensayo y Teatro.

6. Podrán participar en el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró panameños (as) por nacimiento, residentes o no en el territorio nacional y panameños (as) por naturalización con más de cinco (5) años de residencia demostrada en el país.

7. Los autores que hayan ganado el Premio Miró en una de las secciones no podrán participar nuevamente en el mismo género ganador hasta que hayan transcurrido tres versiones del concurso. (3) años.

8. Cada trabajo presentado a concurso deberá estar escrito en español, ser obra de un solo autor o autora y debe corresponder a un sólo género literario.

9. Los trabajos que se presenten a concurso deben ser inéditos y deberán presentarse tanto en formato impreso como digital (CD).

10. No se aceptarán trabajos que hubiesen obtenido premios ni menciones en otros concursos nacionales o extranjeros. Este criterio será aplicable a la obra en su totalidad.

11. Los trabajos deberán presentarse bajo seudónimo. En un sobre cerrado-Plica- se incluirá una reseña biográfica actualizada, dirección completa, copia de la cédula, un documento firmado por el concursante en el que certifique que conoce y acepta en su totalidad las bases del concurso y que su obra no se encuentra compitiendo en ningún otro certamen nacional ni internacional. La ausencia de este documento descalificará la obra presentada, en caso de que resultara seleccionada por los jurados. Fuera del sobre anotará el seudónimo, sección y nombre de la obra.

12. En la cubierta y en la primera página de cada uno de los ejemplares de las obras presentadas debe aparecer la siguiente leyenda:

Instituto Nacional de Cultura
Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró

Sección 
Título de la Obra 
Seudónimo

13. Los participantes que opten al premio entregarán los trabajos por triplicado en folios mecanografiados o mediante impresión informática a doble espacio, tipo arial 12, en papel bond 81/2 X 11, debidamente encuadernados -no empastados- escritas por un solo lado, con márgenes de una pulgada, las páginas enumeradas y con el índice correspondiente.

14. Ningún funcionario del Instituto Nacional de Cultura que esté prestando servicios a la Institución mediante cualquier tipo de contrato, podrá participar en este certamen. Tampoco podrán hacerlo, los familiares del Director General, Subdirector General, Secretario General, Directores y Subdirectores Nacionales, Jefes de Departamentos y Secciones hasta el 4to.grado de consanguinidad y segundo grado de afinidad ni los cónyuges ni parejas en unión libre.

15. Los concursantes deben dar muestra de alto sentido profesional y ético, por lo que mantendrán secreta su identidad hasta el día de la divulgación del fallo y evitarán todo intento de conocer la identidad de los jurados. La violación comprobada de cualquiera de estas disposiciones será motivo de descalificación. Los casos denunciados serán analizados por la Dirección de las Artes, el Departamento de las Letras y la Dirección de Asesoría Jurídica, del Instituto Nacional de Cultura, con la presencia y orientación de un notario público y se procederá de acuerdo a lo establecido por la Ley No. 38 de 31 de julio de 2000, referente al Procedimiento Administrativo General.

Especificaciones acerca de las Secciones:

16. Las secciones de cuento, novela y ensayo deben tener de 23 a 24 líneas por página. Se eximen de esta norma los minicuentos.

Sección Cuento:

17. Las obras tendrán un conjunto de seis o más cuentos de tema y estilo libres, con una extensión mínima de ciento veinte (120) cuartillas o páginas y un máximo de ciento sesenta (160) .

Sección Ensayo:

18. Los temas según el año del concurso son literarios, históricos, filosóficos y sociológicos. Para el año 2009 se contempla el ensayo literario.
- La obra constará de uno o varios ensayos afines entre sí por su unidad temática que abarcarán un mínimo de ciento veinte (120) cuartillas y un máximo de trescientas (300).
- Las obras deberán ser ensayos propiamente dichos, no tesis o monografías.

Sección Poesía:

19. Puede estar constituida por uno o varios poemas de tema y estilo libres, con una extensión mínima de ochocientos versos y máxima de mil. Los poemas pueden llevar títulos individuales o no. Deberá incluirse un índice cuando se trate de más de un poema.

Sección Novela:

20. Las obras deben ser de tema y estilo libres, tener un mínimo de ciento cincuenta (150) cuartillas, y un máximo de trescientas (300).

Sección Teatro:

21. Las obras de teatro pueden estar formadas por uno o varios actos de tema y estilo libres.
-La extensión promedio debe estimarse en un tiempo mínimo de una hora y treinta minutos escenificables, lo que corresponde aproximadamente a sesenta (60) páginas.
-Las obras no pueden haber sido escenificadas previamente ni hechas públicas por ningún medio.

Notario Público:

22. El Instituto Nacional de Cultura garantizará la presencia de un notario público, con el fin de que certifique, mediante un acta, el momento de cierre del concurso y custodie las plicas que contienen la identidad de los participantes hasta el día del fallo. Estará presente cuando se den a conocer los ganadores y levantará posteriormente el Acta respectiva con los datos que revelen las plicas.

Jurado Calificador y Fallos:

23. El Instituto Nacional de Cultura garantizará para cada sección del concurso un jurado constituido por tres (3) intelectuales de reconocidos méritos, dos de los cuales deben ser extranjeros. El jurado panameño podrá serlo por nacimiento o naturalización.

24. Los jurados tienen la obligación moral de mantener secreta su identidad como tales hasta el momento de su instalación oficial. Si algún jurado se entera de la identidad de los concursantes o si sabe que su identidad ha sido divulgada, debe renunciar inmediatamente como jurado. De su discreción y alto sentido profesional y ético depende, en gran medida, el prestigio del concurso.

25. El fallo del Jurado calificador será razonado y tendrá carácter definitivo e inapelable, siempre y cuando se hayan cumplido estrictamente con las disposiciones generales del concurso.

26. El fallo podrá ser unánime o de mayoría. En caso de producirse un fallo de mayoría también deberá sustentarse el fallo de minoría en el mismo documento.

27. Los Jurados de cada una de los géneros leerán sus fallos en presencia de las autoridades competentes del INAC y del Notario quien, tras abrir las plicas seleccionadas por los jurados, certificará las autorías correspondientes a las obras.

28. El fallo plasmado en el Acta se hará público y se divulgará en acto abierto el lunes 12 de octubre de 2009 a las 7:00 p.m.

29. En caso de descalificación, el Jurado declarará desierta la sección.

Dotación y Entrega de Premios:

30. En cada sección habrá un PREMIO ÚNICO INDIVISIBLE DE B./15.000.00 (QUINCE MIL BALBOAS CON 00/100), medalla de oro y pergamino. En relación con los derechos de autor, queda establecido que, mediante el acto de aceptación formal del premio, los autores conceden legalmente al Instituto Nacional de Cultura la titularidad de los derechos de edición, publicación y comercialización de sus obras galardonadas en el Concurso, hasta por el término de una primera edición.

31. Los premios podrán ser declarados desiertos cuando, a juicio mayoritario del jurado, las obras participantes no tengan la suficiente calidad literaria.

32. No se concederán menciones de honor.

33. La ceremonia de premiación se realizará en el Teatro Nacional el viernes 16 de octubre de 2009 a las 7:00 pm.

Especificaciones sobre las publicaciones:

34. Los ganadores se comprometen a entregar al Departamento de Letras de la Dirección Nacional de las Artes, el texto debidamente revisado de las obras premiadas en un plazo no mayor de treinta (30) días, luego de haberse divulgado el fallo. La obra deberá ser entregada en disco compacto o por correo electrónico y ser fiel al contenido del formato impreso entregado al inicio del certamen.

35. Las obras premiadas serán editadas por el Instituto Nacional de Cultura en la Editorial Mariano Arosemena. Su primera edición será patrimonio exclusivo del Instituto Nacional de Cultura. Una vez agotada, el autor podrá negociar con el INAC una nueva edición.

36. Las obras se publicarán al año siguiente de la premiación. La primera edición será de mil ejemplares para cada género, de los cuales cien (100) recibirá el autor/a. El INAC dispondrá del resto de las obras para efectos de canje, donaciones y venta.

37. Los escritores deben revisar sus obras antes de entregarlas, debido a que la Editorial Mariano Arosemena sólo aceptará correcciones de carácter general, sin que se altere el contenido original de la obra. No se permitirá cambios de títulos u otros sugeridos, después de anunciado el fallo del Jurado.

38. Las publicaciones deben incluir el fallo completo, el listado de todos los ganadores del género editado, reseña biográfica, sinopsis de la obra y fotografía digitalizada del autor.

Observaciones Finales:

39. El Instituto Nacional de Cultura tendrá derecho sobre dos poemas, un cuento o un fragmento de ensayo, teatro o novela según corresponda, para divulgarlas en la página web del Concurso Ricardo Miró o bien en la edición y reedición de antologías.

40. De los trabajos no premiados el INAC sólo tendrá el compromiso de devolver un ejemplar con su plica que deberá ser retirado del viernes 6 de noviembre al 31 de diciembre de 2009. Después de esa fecha se procederá a su destrucción. Los jurados internacionales destruirán las obras concursantes.

41. Las bases del Concurso deberán repartirse y divulgarse inmediatamente después de su publicación.

42. Es potestad del Instituto Nacional de Cultura corregir, cada año, las bases del Concurso en el marco de las leyes que lo rigen.

43. El Instituto Nacional de Cultura salvaguarda la seriedad, prestigio y honorabilidad del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró.

Fundamento de Derecho:

Ley No. 63 de 6 de junio de 1974, "Por la cual se crea el Instituto Nacional de Cultura".

Ley No. 27 de 4 de septiembre de 1946, "Por la cual se crea el concurso Literario Ricardo Miró".

Decreto de Gabinete No. 332 de 15 de octubre de 1970, "Por la cual se adoptan medidas relativas al Concurso Literario Ricardo Miró y se dictan otras disposiciones".

Ley No. 38 de 5 de agosto de 2002, "Que modifica artículos del decreto de Gabinete No. 332 de 1970, que adopta medidas relativas al Concurso Literario Ricardo Miró y dicta
otras disposiciones".

Modificado el ( jueves, 29 de enero de 2009 )